El deportista de élite se enfrenta al reto de ser joven, tener ingresos muy fuertes y una carrera corta
El pasado día 21 de agosto entrevistaron a nuestro socio Javier Ferrero en el Diario Sur de Málaga sobre la importancia del asesoramiento que requiere el deportista de élite y las necesidades y dificultades con las que se va encontrando.
Diario Sur: Las olimpiadas también habrán supuesto un esfuerzo extra con tantos deportistas desplazados a Río…
Javier Ferrero: Sí. Nosotros asesoramos a alguna institución internacional en temas de dopaje y tenemos allí a deportistas a los que llevamos sus temas personales. En cualquier caso, el verano es siempre temporada alta por los mercados de fichaje y porque tenemos también muchos clientes vinculados con el entretenimiento: cantantes en plena gira de conciertos, toreros… Y luego están los procedimientos que tenemos en la UEFA, la FIFA o el TAS, que a diferencia de lo que pasa en España no descansan en agosto.
Diario Sur: ¿Hasta dónde llegan sus servicios?
Javier Ferrero: Hacemos un servicio integral, pero no somos agentes, es decir, no vamos a buscar guiones para actores ni clubes para los futbolistas. En cambio, sí llevamos toda esa parte que no cubre un representante al uso. Es decir, el ámbito jurídico; y dentro de este capítulo la parte fiscal, los contratos especiales, la contabilidad de sus sociedades o su asesoramiento económico a nivel personal… En el fondo, la ‘celebrity’ no quiere hablar con cuarenta mil a la vez: quiere una referencia técnica que se lo resuelva todo.
Diario Sur:Y que le informe de cuánto ingresa y cuánto gasta…
Javier Ferrero: Claro, y con un detalle exhaustivo. Que vea cuál es su ritmo de vida, y con un planteamiento muy conservador. Ten en cuenta que una de las cosas que le pasa a las ‘celebrities’ es que se les acercan muchas personas físicas o entidades financieras para ofrecerles negocios, y necesitan a alguien de confianza que traduzca lo que le están diciendo. Muchas veces incluso a nosotros nos cuesta trabajo descifrarlo, así que imagínate a un chaval de 23 o 24 años que además está rodeado de gente que siempre le va a decir lo que quiere escuchar. En ningún caso invertimos su dinero, pero sí les damos la información para que sepan qué hacen con él.
(…)