El control económico de LaLiga
Si le preguntáramos a la inmensa mayoría de los clubes de primera (Liga Santander) y segunda división (Liga 123) qué opinan del control económico que LaLiga hace sobre ellos durante la temporada, a más de uno le entraría un escalofrío.
El antedicho control, es un seguimiento realizado por el máximo organismo de nuestro fútbol a los clubes y que lleva efectuándose desde la temporada 2013/2014, principalmente para: 1.) Indicarles cómo deben elaborar su presupuesto con base en el año anterior; 2.) Evitar que los clubes contraigan deudas con las diferentes administraciones públicas, empleados, proveedores u otros clubes; 3.) Ayudarles a calcular el dinero que van a poder gastarse en fichajes para la temporada venidera.
Este sistema no supone ninguna aportación novedosa al mundo del deporte, sino que, no es más que una mera imitación a lo que viene realizándose en la NBA, o en la UEFA, con su estricto control financiero.
Pero ¿de qué manera consiguen eso? El proceso comienza durante el mes de abril de cada temporada, momento en el que se realiza una estimación de la situación de cierre, mediante la presentación de una serie de documentación que refleja una previsión de ingresos y gastos para la siguiente temporada deportiva (balance de situación, presupuesto de tesorería y cuenta de resultados). A la hora de confeccionar el equipo, por un lado, los clubes limitan el gasto de su plantilla al 70 % de sus ingresos, controlan lo que pueden gastar en sus plantillas, tanto en inscribibles, como en no inscribibles y, por otro, el organismo de control vigila los traspasos entre clubes, regula los patrocinios y ejerce de consejero en los temas económico-financieros de cada club.
Una vez la citada temporada llega a su fin, se revisan los estados financieros, se elabora el informe financiero anual de LaLiga y, se vuelve a verificar que no se ha excedido el límite fijado.
¿Y cómo se llega a esa cifra? Se llega a través del presupuesto que, cada equipo, debe realizar durante el mes de abril con base en la temporada (t-1).
Cada club debe hacer un precierre, elemento relativamente sencillo, en la medida en el que los clubes cuentan únicamente con tres meses para el cierre final del ejercicio, pues hasta marzo ya lo tienen real. Además, cuentan con la auditoría del primer semestre de la temporada (julio a diciembre).
Esta información, unida a los ingresos por derechos audiovisuales repartidos por LaLiga, tal y como se estipula por Real Decreto, y las partidas de gastos salariales de los jugadores, componen los gastos más cuantiosos de los clubes durante la temporada.
Los primeros, los generados por los derechos audiovisuales, son conocidos por los clubes a principios de año a través del reparto televisivo, mientras que los segundos, son fijados por contrato laboral, estando todo ello muy controlado desde el inicio de la temporada, hasta el cierre de la ventana de enero.
Sobre estos datos financieros, los clubes obtienen unos porcentajes y unas pautas para confeccionar los presupuestos de la próxima temporada, en el que el procedimiento a seguir comenzaría con el envío a través de los clubes de ese precierre, un posterior estudio de los mismos por parte de LaLiga y, si tras el procedimiento seguido, la cuenta de pérdidas y ganancias arroja un resultado positivo, los clubes se encontrarán dentro del límite.
En el caso de que un club obtenga un resultado negativo, no tendría inconveniente en tanto en cuanto, al tener el club que competir contra el resto de equipos en su división, LaLiga le permitirá un suelo salarial mínimo para jugadores que le ayude a subsistir ese año (la cuantía ronda alrededor de los tres millones de euros (3.000.000,00 €)).
En definitiva, La Liga tiene delegada la competencia exclusiva por los clubes sobre las funciones de tutela, control y supervisión económica sobre ellos mismos, pero ¿con que fin?
Con el fin de no gastar más de lo que se ingresa, o lo que es lo mismo, el restar a los ingresos totales la cantidad reflejada en los gastos, ajena totalmente a la plantilla deportiva.
¿Cómo se calcularía? Analizando, en primer lugar, los gastos y los ingresos totales del club (televisión, patrocinios, abonados, ventas por jugadores, salarios, gastos en profesionales independientes, seguridad social, intermediarios etc.)
¿A través de qué normativa se regula? Principalmente, mediante las normas de elaboración de presupuestos de clubes y SADS, aplicada sobre las mismas las leyes y normas de aplicación.
A modo de ejemplificación y remontándonos 5 años atrás, nuestros clubes debían a la Agencia Tributaria Española durante ese periodo, la cantidad de seiscientos cincuenta millones de euros (650.000.000,00 €) y, deuda que, comparada con la del pasado mes de diciembre de 2017, se redujo hasta los noventa y siete millones de euros (97.000,00 €), quedando demostrada la eficacia que tiene el control sobre los clubes. ¿Éxito? Tal vez.
En cuanto a la deuda adquirida por los clubes con los jugadores, cabría decir que, durante la temporada 2012/2013, las denuncias por impago de clubes a sus jugadores ascendieron a 153, en contraposición con la única denuncia que hubo en la pasada temporada 2017/2018, dato apabullante que demuestra, una vez más, el éxito que conlleva esta medida.
Pero estos no serían los únicos beneficios que la aplicación de la citada medida conllevaría, sino que, además, los clubes han visto aumentados sus ingresos hasta un 64% desde la temporada 2011-2012, también en parte, gracias a los derechos generados por la televisión.
Para mayor compresión y a modo ejemplificador de la presión y el control que LaLiga tiene sobre los presupuestos de los clubes, nos vamos a remontar al mercado de fichajes de este verano 2018, con el caso de Isaac Cuenca.
El C.D. Reus firmó al ex jugador, entre otros, de clubes como Barcelona, Ajax, Deportivo de la Coruña o Granada, cumpliendo con las normas del control económico, es decir, ateniéndose a su presupuesto, sin rebasar el límite presupuestario impuesto por LaLiga. Pero, ¿cuál fue el problema? Que, tal y como señaló el jugador, Laliga se negó a inscribirlo, pues consideró que, el jugador llevaba cobrando cantidades mucho más elevadas durante las temporadas anteriores, en comparación con la que realmente firmó, es decir, setenta y siete mil quinientos euros (77.500,00 €) cantidad mínima a cobrar por un jugador en LaLiga 123 según convenio.
En resumen, el citado control es muy efectivo, pues controla todos los gastos que se producen en los clubes, pero a la vez es muy exhaustivo, ya que limita el gasto que un club quiera hacer por necesidad.